«El alma se tiñe del color de sus pensamientos»
– Marco Aurelio –
¿QUÉ SON LOS REGISTROS AKÁSHICOS?
Akasha (ākāśa आकाश) es la palabra sánscrita para “éter”. En teosofía los registros Akáshicos son un compendio de todos los eventos, pensamientos, palabras, emociones e intenciones universales que hayan ocurrido en el pasado, presente o futuro en términos de todas las entidades y formas de vida en el universo. Estarían codificados en un plano de existencia no físico conocido como campo akáshico.
H. P. Blavatsky (1831-1891), lo caracterizó como una especie de fuerza vital; también se refirió a las «tablas indestructibles de la luz astral» que registran tanto el pasado como el futuro del pensamiento y la acción humana. Es lo que hoy en día los científicos llamarían ‘el campo cuántico’ tal como lo define Ervin Laszlo en su libro la Ciencia y el Campo Akáshico.
No es un espacio físico sino energético, sin medidas de tiempo donde se guardan los archivos que contienen la historia de toda la existencia. Todos los seres tienen su registro. El de las personas es individual. El de las plantas, los animales y los minerales es grupal.
Allí, se archiva todo lo que vivió un alma en sus diferentes reencarnaciones, lo que está viviendo y las cosas que, tal vez, viva en el futuro, pero no desde una forma de adivinación, sino de caminos potenciales. La predicción del futuro no tiene nada que ver con esta disciplina.
Según el Samkhya Yoga, esta información estaría contenida en el cuerpo causal de cada individuo y se puede acceder sin herramientas externas a través de la meditación profunda.
LECTURA DE REGISTROS AKÁSHICOS, UNA HERRAMIENTA DE DIAGNÓSTICO
Los archivos del alma están dentro de cada uno de nosotros y hacerlos conscientes a través de una lectura, es una forma de superar o entender el origen de diferente miedos, conflictos, ataduras, trabas y hasta problemas familiares.
En una apertura de registros akáshicos, el terapeuta o guía, será el encargado de abrir los archivos del alma y contestar las preguntas que se tenga. Cada terapeuta puede tener métodos diversos de canalizar esta información. En el proceso pueden surgir imágenes de nuestra vida actual o surgir escenas o vivencias otras encarnaciones. Todo lo que haya afectado al alma, de un modo u otro, estará allí, guardado.
Al final, la información obtenida tiene como fin ayudar a la persona a avanzar y evolucionar en sus problemas. Ofrecer una ayuda para entender el por qué de ciertas cosas que pasan en su vida para que pueda luego profundizar en ellas a nivel terapéutico.
¿QUÉ SERÍA ENTONCES LA SANACIÓN AKÁSHICA?
Como hemos comentado en entradas anteriores, las señales en el cuerpo pueden significar que algo no está bien en el alma. Desde la perspectiva de la filosofía del Yoga y el Ayurveda, la enfermedad es un bloqueo energético que viene de nuestro interior, sea a nivel emocional, mental o espiritual, que ha sido creado en cualquiera de nuestras encarnaciones o incluso transmitida a través de nuestros genes. Eventualmente se manifiesta en nuestro cuerpo físico o en las circunstancias de nuestro mundo exterior para traernos algún aprendizaje. La verdadera forma de sanar es transmutando y superando esa situación desde el plano metafísico.
La Sanación Akashica es una herramienta de sanación y limpieza, que permite a la persona que la aprende a localizarse problemas, restricciones y bloqueos en su sistema energético, el sistema de canales, chakras, aura, cuerpos sutiles, etc., así como transmutar y reducir su manifestación física en diferentes áreas de vida, en problemas o en situaciones concretas.
Una vez localizada la causa raíz del problema, muchas veces alojada en el subconsciente, debemos trabajarla hasta superar el aprendizaje necesario para poder desbloquearlo. El subconsciente representa una parte esencial de nuestra psique.
Podría decirse que, por ejemplo, la terapia regresiva, biodesciodificación (que solo toma en cuenta la parte emocional como causa del problema) o de autohipnosis también pueden trabajar como herramientas de sanación akáshica.
La sanación verdadera viene dada a partir de la comunión plena entre el cuerpo y el alma, y solo empieza cuando existe la voluntad y la determinación del individuo de querer sanar.
Desde generaciones estamos acostumbrados a que para cada «enfermedad» nos receten medicinas para curarnos. La receta nos confirma en la creencia de que su causa se encuentra en el «exterior». Es un trato cómodo con la enfermedad. Es más fácil entregar la responsabilidad a algo externo. La medicina de urgencia, intensiva y de diagnóstico es maravillosa y necesaria, pero a mi parecer, incompleta.
Muchas veces preferimos quedarnos en un estado de víctimas para no encarar las dificultades. No es tan fácil aceptar que nuestra realidad es la proyección de nuestro interior. No se trata tampoco de echarse la culpa o echársela a algo exterior a nosotros, sino de asumir la responsabilidad de nuestros pensamientos, palabras y obras así como de la repercusión que tienen en nuestra salud y nuestro entorno. También es importante entender que esa responsabilidad viene desde nuestro Yo Superior y del cúmulo de karmas (causas y efectos) de todas nuestras encarnaciones así como de nuestro árbol genealógico.
La vida no tiene por qué ser un camino de sufrimiento. Todo cambia cuando tomamos las riendas de nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. Solo entonces veremos la existencia como un proceso de aprendizaje y evolución continua que nos permitirá vivir en armonía interior a pesar de las ‘adversidades’.
¿Conoces alguna otra terapia que te haya servido para liberar algún bloqueo a nivel akáshico? Regálame tu comentario :,)
Un abrazo de luz
Con amor Adri-@yoganesha
