«El hombre feliz está menos sugeto a la enfermedad, porque la felicidad atrae al cuerpo un mayor suministro de la energía vital universal.»
– Pramahansa Yogananda –
La celebración del Día Internacional del Yoga fue declarada por la Organización de las Naciones Unidas en el año 2014. La idea de un Día Internacional del Yoga fue propuesta por primera vez por el actual Primer Ministro de la India, Narendra Modi, durante su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), el 27 de septiembre de 2014. Él afirmó:
El yoga es un regalo invaluable de la antigua tradición de la India. Encarna la unidad de la mente y el cuerpo; pensamiento y acción; moderación y satisfacción; armonía entre el hombre y la naturaleza; un enfoque holístico de la salud y el bienestar. No se trata de hacer ejercicio, sino de descubrir el sentido de unidad contigo mismo, el mundo y la naturaleza. Al cambiar nuestro estilo de vida y crear conciencia, puede ayudar en el bienestar. Trabajemos para adoptar un Día Internacional del Yoga.
Narendra Modi sugirió la fecha del 21 de junio, ya que es el día más largo del año en el hemisferio norte y comparte un significado especial en muchas partes del mundo. El solsticio de verano ha sido reconocido y celebrado por muchas culturas a lo largo y ancho del mundo. Es el día en el que el Polo Norte se encuentra más inclinado hacia el Sol que durante cualquier otro día del año. Los antiguos egipcios, por ejemplo, construyeron las grandes pirámides de forma que el Sol, visto desde la esfinge, se situase exactamente entre dos de las pirámides en este día.
La cultura inca celebraba su correspondiente solsticio de invierno con una ceremonia llamada Inti Raymi, que incluía ofrendas de comida y sacrificios de animales. Recientemente, los arqueólogos han descubierto restos de un observatorio astronómico en una ciudad maya enterrada en Guatemala, en la que los edificios estaban diseñados de modo que se alineaban con el Sol durante los solsticios. Durante esos días, la población de la ciudad se resguardaba en el observatorio para contemplar a su rey dando órdenes a los cielos. Y quizás el más famoso, el monumento de Stonehenge en Reino Unido, ha sido asociado con los solsticios de verano e invierno durante más de 5.000 años.
Hoy en día los solsticios y los equinoccios parecen no ser tan importantes. Las únicas personas que realmente prestan atención a lo que ocurre en el exterior de forma regular son los neopaganos y los agricultores, porque es importante para las estaciones de cultivo y de cosecha. Nombrar el día internacional del Yoga en el solsticio es una bonita forma de revivir esta tradición que nunca tuvo fronteras. Del mismo modo, el Yoga se vuelve cada día más una práctica para cualquier cultura y para todas las personas en cualquier parte del planeta.
Como consecuencia de las medidas de distanciamiento social adoptadas por los países para luchar contra la pandemia de COVID-19, muchos estudios de yoga y espacios comunitarios han tenido que cerrar sus puertas, por lo que los aficionados al yoga han tenido que recurrir a la práctica casera y a cursos de yoga en línea. El yoga es una herramienta muy útil para lidiar con el estrés de la incertidumbre y el aislamiento, así como para mantener el bienestar físico. Las Naciones Unidas ofrecen recursos de yoga a su personal y a todo el que esté interesado en la sección de Bienestar del portal de Coronavirus. La Organización Mundial de la Salud recomienda el yoga como un medio para mejorar la salud en su Plan de Acción Mundial sobre Actividad Física 2018-2030: más personas activas para un mundo más sano. Además, con las escuelas cerradas y las actividades de las vacaciones de verano canceladas, los padres tienen dificultades para mantener a sus hijos físicamente activos. El yoga puede ser la solución. UNICEF afirma que los niños y niñas pueden practicar cualquier postura de yoga sin correr ningún riesgo y obtener los mismos beneficios que un adulto.
La primera vez que escuché sobre este día lo ví como algo propagandista y comercial. Y en realidad lo es para muchos. Sin embargo, es una forma de llevar conciencia a nivel mundial sobre esta práctica. El Yoga podría ser el camino de despertar para la humanidad, para conectarnos nuevamente con la naturaleza, con sus ciclos, con todos los habitantes del planeta, con nuestro Ser interior y con nuestro lado espiritual. Solo a medida que cada persona busque crecer y sanar desde su interior lograremos vivir en un mundo mejor.